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jueves, 21 de septiembre de 2017

SOCIEDAD PROTECTORA DE ANIMALES Y PLANTAS DE CÁDIZ 1872

ASOCIACIONES GADITANAS (IV):

En el año 1872,  y amparada por la Sociedad Económica Gaditana de Amigos del País, surgió la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Cádiz. Primera de tal nominación establecida en España,   estuvo ubicada en la Plazuela de la Oca número 1. Su fundador fue Ambrosio Grimaldi, profesor de dibujo y periodista que evolucionó desde tendencias cercanas al Partido Progresista  (a finales de los años 30 en la primera época de El Nacional)  vinculándose posteriormente al Partido Demócrata.

             Como en el caso de otras sociedades que hemos estudiado, su origen se sitúa en una tertulia que su impulsor organizaba “sobre puntos tomados de la Historia Natural”. El número de integrantes fue progresivamente incrementándose, decidiéndose el 18 de mayo de 1872 iniciar el proceso de creación de una asociación. Si bien ya existían en otros países entidades protectoras de animales, la Sociedad gaditana tuvo como elemento original la extensión de la idea conservacionista a las plantas. El 18 de junio siguiente se realizó la reunión constituyente, contando ya con 75 miembros, eligiéndose la junta directiva provincial recayendo el cargo de presidente en Ambrosio Grimaldi. Esta junta se encargaría de redactar los estatutos, teniendo como base diez puntos del pensamiento proteccionista que incluía los siguientes aspectos:
1.- Extensión del protectorado a los animales y vegetales.
2.- Educación de los animales, cultivo de plantas, aclimatación y mejoramiento de las especies de uno y otro reino.
3.- Concurrencia de la mujer.
4.- Introducción en las escuelas de las ideas protectoras.
5.- Propagación activa y enérgica.  
6.- Solicitud y sostenimiento de las relaciones internacionales.
7.- Reclamación en su día de leyes protectoras.
8.- Prohibición absoluta de asistir a las corridas de toros, riñas de gallos, …
9.- Establecimiento de un jardín zoológico.
10.- Derecho de asistir a las reuniones públicas y privadas, concedido a los señores directores de los periódicos locales, con voz y voto.
                        
             Su filosofía de la protección quedaba definida en uno de sus documentos que, por su interés, transcribimos integro: “El hombre es el más cruel de todos los seres creados. Ese rey de la naturaleza llama feroces a los animales que no ha podido sujetar a su voluntad, y que son hostiles a él y a las especies diferentes de la suya. Sin embargo es preciso reconocer que la crueldad de los animales tiene por causa el instinto de conservación, mientras que la del hombre reviste todas las formas de destrucción que sus pasiones le sugieren”.

          Para adquirir la calidad de socio se podía optar por una de las siguientes fórmulas: o ser presentado por otro socio o pedirlo directamente en secretaría. A cada socio se le hacía entrega de un diploma acreditativo de su condición, además de un reglamento de la Sociedad que devengaba una cuota de ingreso estipulada en tres pesetas. Aparte cada asociado satisfacía una cuota mensual de una peseta. Ni las señoras ni los socios corresponsales pagaban cantidad alguna, solicitándoles a estos últimos bien un libro para la biblioteca o bien una planta notable para el Jardín.

             El 18 de abril de 1873 fallecía Ambrosio Grimaldi, propulsor y primer presidente de la Sociedad. El impacto de la pérdida y, probablemente también, la sucesión de los acontecimientos políticos de la época provocaron la paralización de actividades, reanudándose las sesiones el 14 de mayo de 1874 con la reorganización de la junta directiva que quedó presidida por  Juan Copetiers.



             En el artículo sexto de su normativa preveía la creación en las escuelas de sociedades infantiles, para lo cual elaboró un modelo de estatutos que distribuyó a los directores de los colegios gaditanos. Establecía en el artículo cuarto de este modelo que los objetivos de estas secciones infantiles eran la “propagación y práctica de la idea proteccionista en animales y plantas, el rechazar y combatir la asistencia y fomento de aquellos espectáculos públicos que, como las corridas de toros y riñas de gallos, hacen sufrir cruel e innecesariamente a los animales y evitar por todos los medios posibles el mal trato, tanto de estos como de las plantas útiles”.
El director de la escuela se convertía en el presidente nato de estas Asociaciones, que disponían de una junta directiva compuesta por los alumnos asociados y que elaboraban reglamentos particulares. Para favorecer los fines perseguidos los alumnos debían expandir por otras escuelas la filosofía proteccionista, celebrando frecuentes conferencias y utilizando el Boletín de la Sociedad  como medio de conocimiento en el aula, exhortándoles a participar publicando trabajos en el periódico.  Se premiarían los hechos más notables de los asociados en materia ambiental, adjudicándose premios anuales, celebrando sesiones cada aniversario, estableciendo unos rasgos unitivos como era la utilización de distintivos particulares y considerando como “hermanos” al resto de los miembros de las diferentes secciones infantiles de la Sociedad. El asociado se comprometía voluntariamente a no asistir a corridas de toros ni a otros espectáculos de lucha entre animales, además de cuidar de los jardines y montes.



             No tenemos datos que nos permitan conocer la difusión práctica de los objetivos perseguidos con la creación de sociedades infantiles, pero sí sabemos del empeño propiciatorio que desde la directiva se dio para su consecución.  En 1876 organizó un certamen  que recompensaría la mejor manera de propagar la protección de animales y plantas en las escuelas primarias, contando con un premio que fue aportado por uno de sus asociados.  En una solemne sesión pública se dió lectura al acta que daba a conocer el fallo del jurado, que otorgaba el galardón al catedrático del Instituto Provincial de Cádiz Don Alfonso Moreno Espinosa por su obra  Los seres inferiores que fue impreso en 1878 en Cádiz.

             En ese mismo acto académico el secretario de la sociedad, Don Romualdo Álvarez Espino, también catedrático del mismo instituto que el premiado, ofreció una conferencia sobre la importancia de la extensión de la idea proteccionista en las escuelas. La adscripción krausista tanto del premiado como del disertador convergían en la esperanza de que la educación de los niños y de los adolescentes se convirtiese en objetivo prioritario para la reforma de la sociedad española.  No es pues de extrañar que en el discurso la continua alabanza de la infancia llegase a afirmaciones como “disponer del niño es disponer del hombre: dominar la Escuela es dominar las naciones”, abandonando cualquier regeneración de los adultos por “cuánto cuesta y cuán difícil es desarraigar errores de espíritus ya viriles”. No debemos olvidar que en 1876, año de la convocatoria del concurso, el también krausista Don Francisco Giner de los Ríos se encontraba confinado en el gaditano castillo de Santa Catalina, lugar donde, al parecer, gestó la influyente Institutición Libre de Enseñanza que abundaba en las mismas ideas.

             Entre otros logros de la Sociedad Protectora encontramos que el Ayuntamiento de Cádiz añadiese en las ordenanzas municipales algunos artículos que castigaban con multas a los que ejerciesen actos de crueldad con los animales.   Pero fue su actividad antitaurina la que le dispensó un amplio conocimiento internacional. En agosto de 1875, siendo ya presidente Juan Copetiers, abrió un concurso para premiar a la mejor memoria sobre dicho tema. Se presentaron veinticinco trabajos. El trofeo consistió en 500 francos donados por la viuda de Daniel Dollfus, enviados desde la ciudad francesa de Mulhouse, y la publicación de las premiadas. Con posterioridad, la cogida del afamado diestro Frascuelo propició una exposición sobre la supresión de las corridas que fue remitida al Ministerio de Gobernación. A finales del año 1879 la Sociedad, apoyada por diecinueve sociedades extranjeras, envió una instancia al rey Alfonso XII para que ordenase la supresión de los espectáculos taurinos del programa de celebraciones que se habrían de celebrar con motivo de su boda. 

             Igualmente sabemos que premiaba a los que favoreciesen la aclimatación de plantas exóticas o propagasen las indígenas útiles.  En 1880 organizó una exposición de flores y plantas en el mismo lugar que un año antes había servido como sede de la Exposición Regional. Para tal certamen estableció una clasificación de productos a exponer, que dividió en cuatro clases, desarrollando un concurso simultáneo que premiaba los objetos destinados a mejorar la suerte de los animales. Asimismo, para tal actividad editó un reglamento de veinte artículos firmado el 15 de mayo.




            Desde julio de 1874 publicaba mensualmente el Boletín de la Sociedad Protectora de los Animales y las Plantas de Cádiz,  que añadía el lema “Compasión, Justicia, Higiene, Civilización, Moral”. Los ejemplares estaban preparados para encuadernarse por años (de julio a junio,) editando cinco tomos hasta junio de 1879. En los ejemplares consultados hemos encontrado referencias a la propia vida asociativa con la publicación de las memorias anuales y extractos de las sesiones directivas. Además, aparecen multitud de artículos  sobre la vida y curiosidades de animales,  cultivo de plantas y flores,  junto a otros de defensa de la conservación de la naturaleza. Entre sus afiliados honorarios contaba con destacados miembros de las sociedades protectoras de Londres, París y Palermo, además de un curioso Mister James Lick de la californiana ciudad de San Francisco. También tenía un centenar de socios residentes, y disponía de multitud de corresponsales en diversos pueblos y ciudades de España, así como en Berlin, Gibraltar, Hamburgo, Mont de Lans (Francia), Oporto, Oran, París, San Francisco,  Veracruz y Wies Baden (Alemania).  Desde  julio del  año 1879 la publicación pasó a denominarse  Anuario de la Sociedad Protectora de los Animales y las Plantas de Cádiz pero con una estructura semejante de cuadernillos mensuales. La Sociedad tuvo existencia hasta 1885.

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PRESENTACIÓN

Mi Fournier más antiguo es del año 1953. Concretamente uno de Cinzano. En total tengo 12 de esa década. De 1955 uno de Hispano Olivetti. De 1956 dispongo uno religioso de Nuestra Señora de las Lágrimas. De 1957 tengo además de la misma Virgen otro de Santo Domingo Savio. El mismo santo lo repito en 1958 junto al primero de los que editó CAJA POSTAL.
De 1959 tengo 5: CAJA POSTAL, ANTICARIOL, BRANDY FELIPE II, BRANDY GALEÓN y MARIA AUXILIADORA.

FOURNIERS DE LOS CINCUENTA

FOURNIERS DE LOS CINCUENTA
Cinzano 1953