Uno de los elementos urbanísticos más definitorio del paisaje urbano de la ciudad de Cádiz son las torres miradores. Parece que comenzaron a construirse en el siglo XVII como complemento tolerado en las azoteas de las casas burguesas gaditanas para servir de vigía del trasiego de barcos en el amplio horizonte atlántico. Su máximo crecimiento coincidió con el amplio avance de edificaciones que provoca el monopolio comercial con América especialmente a partir del paso de la Casa de la Contratación desde Sevilla a Cádiz en 1717. Su final se sitúa en las Ordenanzas Municipales de 1792 que las prohíbe considerándolas "parte inútil de los edificios, destinada al entretenimiento y la curiosidad y no a la comodidad y uso de las casas” y que además “producen varios perjuicios al público, pues quitan la luz y la ventilación; hacen sombrías las calles; maltratan y sobrecargan los edificios; y son terribles sus ruinas en los temblores de tierra, y otros tristes acontecimientos a que está expuesta esta ciudad”.
La maqueta de la ciudad construida pocos años antes de la prohibición nos muestra hasta 160 ejemplares estando censadas en la actualidad todavía 133 en pie. Mayoritariamente se encuentran en la parte norte y oriental de la ciudad. A pesar de su singularidad no disponen de ningún tipo de protección patrimonial específico detectándose muchas en un estado deficiente de conservación.
En 1832 visitó la ciudad Eugène Delacroix. Después de participar en una legación diplomática con el sultán de Marruecos embarca en Tanger el 10 de mayo para realizar una visita al sur de España. El desembarco en el puerto gaditano se dilata hasta el 17 de mayo por encontrarse la ciudad en cuarentena por una epidemia de cólera. Por suerte el pintor galo realizaba metódicamente en sus diarios comentarios sobre sus viajes y sabemos que se hospedó en un Albergue Francés situado cerca de la Plaza de San Francisco.
Dos elementos impresionaron al pintor: de una parte la luz y el color del cielo gaditano que completó con la fascinación por las torres miradores. La estancia en la ciudad fue breve pues junto a sus acompañantes partieron hacia Sevilla con el deseo de conocer también la obra de Murillo. En Cádiz realizó al menos dos pequeñas acuarelas de 20 x 30 centímetros aproximadamente que conservó hasta su muerte acaecida en 1863. El destino hizo que ambas quedasen incorporadas en un amplio lote de sus producciones que fueron subastadas en 1864. Los autores del catálogo realizaron en ambas una transgresión geográfica que durante siglo y medio ocultaron su origen gaditano. La primera quedó .titulada como "Una rue à Seville" y fue adquirida por el pintor Alfred Bellet du Poisat que en en 1883 la donó al Museo de Grenoble modificando su título por "Place à Seville. Entre los años 2011 y 2012 estuvo expuesta en Madrid y Barcelona como "Vista de una ciudad". En 2016 los hermanos Alonso de la Sierra en el catálogo de la exposición del Museo de Cádiz "Museo y Convento" que conmemoraba el 450 aniversario de la Cofradía de la Vera Cruz incluyeron la obra que por fin ubicaba correctamente la obra dentro de la Plaza de San Francisco de Cádiz. En la actualidad y hasta mediados de junio de 2018 el Museo de Grenoble incluye la obra en la exposición de "Delacroix a Gauguin" que se abrió en abril pasado ya con el título de " Une Place à Cadix"
Valerie Legier, la conservadora Jefe del Museo de Grenoble, en el catálogo de ésta exposición además de certificar que se trata de la Plaza gaditano nos señala la utilización de una doble perspectiva que realiza Delacroix para la composición. Como se observa permite cambiar la posición de la pared donde se encuentra la portada barroca de la derecha para poder ubicar en el fondo la silueta de los edificios que se sitúan al fondo de la segunda parte rectangular de la Plaza.
La curiosa confusión de esta obra me llevó
a buscar otras obras realizadas ese mismo año por Delacroix. Además de los
cuadernos realizados en su viaje por Marruecos encuentro una imagen que me resulta familiar
por la presencia de torres miradores pero que queda titulada como “Intérieur de
Cour au Maroc”. Curiosamente también estuvo expuesta en España en el año 2000 en el Museo Thysen y las medidas son muy parecidas a la anterior, y en la ficha aparecía como obra integrante del catálogo arriba mencionado de 1864 bajo el título "Etude d´architecture moresque".
La acuarela de tamaño muy semejante a la anterior (21.5 x 27,5 cms.) fue adquirida en las últimas décadas del siglo XX por el galerista judío polaco Jan Krugier que fue liberado del campo de concentración de Auswitch por las tropas aliadas y que también fue marchante artístico de la Marina Picasso la nieta del pintor malagueño. Conocedor del mercado del arte europeo paso de galerista a coleccionista comprando un conjunto de obras que quedó establecido en una fundación en la ciudad suiza de Ginebra. La intuición me llevaba claramente a señalar que esta obra también era gaditana. Juan Alonso de la Sierra, recientemente jubilado de la dirección del Museo Provincial de Cádiz, que la había visto en Madrid también era de la misma opinión. ¿Pero dónde?.
En un trabajo casi detectivesco, el "Aubergue Française" que mencionaba en su diario debía estar cercano a la Iglesia de San Francisco. Con ayuda de los vecinos de la Plaza de San Francisco que me permiten subir a sus azoteas encuentro esa torre de la izquierda de la composición que no se observa desde la calle pero que se alza majestuosa como un minarete en medio de la manzana que forma la Plaza y la calle San Francisco, Beato Diego y Rafael de la Viesca. Como se puede demostrar con la foto que he sacado de Google Maps el Patio debe corresponderse con el que se observa en la parte mas baja que corresponde con San Francisco 6. Pero ¿dónde está la torre mirador de la derecha?. Por mucho que busco la estructura rectangular blanca con lineas de pintura almagra no aparece. Si encuentro una cubierta rectangular de parecido tamaño cubierto por uralita en la parte superior de la llamada "Casa del Pirata" que también se ve en la foto cenital de arriba.
Buscamos información y efectivamente la "Casa del Pirata" de la calle Beato Diego fue amplíamente transformada varias décadas después de que fuese pintada por Delacroix y parece que la torre garita fue desmochada, como se puede observar en la foto que obtengo desde un punto de vista muy semejante al de la composición del pintor. Con la complicidad de los vecinos de la finca queda confirmada que la obra se realizó desde este lugar.
Más concretamente desde el segundo piso pero como se puede ver desde esta posición el patio ha sido ampliamente transformado y la elevación del pretil de la azotea nos impide ver las pequeñas ventanas, dos en una cara y una en la más frontal a la posición del artista, que ahora quedan ocultas por el pretil. Las ventanas como se observan en la parte frontal han sido alargadas y en la parte derecha se ha ocupado la parte descubierta que aparece en la acuarela con una valla de madera para cubrirse como una habitación con galería de ventanas, además de observarse una escalera metálica que permite el acceso a la azoteas superior.
Ya que los vecinos me permitieron el paso, subí a la azotea para realizar
desde la parte superior del tercer piso unas fotografías de la esbelta torre de
la izquierda, por desgracia claramente abandonada, y a la derecha la desmochada
torre de la “Casa del Pirata” por lo que conocemos también en un estado de
evidente deterioro. Cualquier ciudad del mundo si tuviese estas construcciones
probablemente las tendrían en mayor consideración, por ahora nos queda la
divulgación para su conocimiento.
No sería descabellado pedir que algún día ambas acuarelas sean expuestas
conjuntamente en el cercano Museo de Cádiz, antes tendríamos que encontrar la
del Patio de la Calle San Francisco número 6. Jan Krugier, su antiguo
propietario falleció en 2008 y gran parte de su colección fue subastada en
2014. Aunque estamos siguiendo su pista no conocemos quién es su actual
propietario.
Juan Antonio Vila.