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jueves, 5 de octubre de 2017

SOCIEDAD FOTOGRÁFICA DE CÁDIZ (1863)

Asociaciones Gaditanas (VII).- SOCIEDAD FOTOGRÁFICA DE CÁDIZ
Fotografía de la Iglesia del Carmen realizada por una expedición por Rafael Castro. 1862

El 18 de febrero de 1863 se estableció en el estudio del fotógrafo Eduardo López, en el número 1 de la calle Comedias (Feduchy actual) segundo izquierda,  la primera Sociedad Fotográfica creada en España sobre este nuevo arte. Tres días más tarde los diez socios fundadores discutían y aprobaban en el mismo lugar sus estatutos, que fueron inmediatamente presentados al gobernador civil. El correspondiente informe del Consejo, que por entonces se encargaba de asesorar a la primera autoridad provincial,  fue favorable, haciendo la salvedad de que todavía la Sociedad no contaba con el número de socios exigidos por ley.


El objeto de la entidad era “estimular la afición al arte y conocer los progresos que éste haga tanto en España como en el extranjero”. Dividía a sus socios en residentes, transeúntes y corresponsales, éstos últimos estaban exentos de cuota tanto de entrada como mensual. Sus integrantes se obligaban a presentar mensualmente una prueba fotográfica,  y la asociación se reservaba la promoción de sus afiliados otorgándoles medallas de plata y cobre.

Su primera directiva estuvo compuesta por el abogado Pedro de la Sierra Villar como presidente, el también letrado Manuel Roche como secretario contador,  como tesorero el comerciante Francisco de la Viesca, integrando también la junta  Matías Seco, jubilado, José Fernández de Celis, propietario, José Requena, oficial del cuerpo de administración, y los fotógrafos profesionales Manuel Villet  Díaz, el ya nombrado Eduardo López y José Abeille Nal y Eduardo García Chicano. Precisamente, el  estudio conjunto que compartían estos dos últimos fotógrafos en la calle Duque de Tetuán (Ancha) nº 12  pasó a convertirse en el domicilio de la Sociedad a partir de finales del mismo año 1863. Mantuvo correspondencia con una asociación semejante de la ciudad francesa de Marsella y con el director y el redactor del periódico parisino Monitor de la Fotografía.

Libro de Rafael Garófano en facsimil ejemplares de EL ECO DE LA FOTOGRAFIA
Desde comienzos del mes de noviembre del año 1863 la Sociedad gaditana publicó un periódico mensual propio bajo el título de El  Eco de la Fotografía. Hemos podido consultar la casi totalidad de los aparecidos en el primer año de su publicación observando como gracias a la colaboración de sus asociados, se incluyeron artículos que incidían en los aspectos tanto teóricos como prácticos de la fotografía.  Destacaron las aportaciones de sus fundadores Manuel Roche, José Fernández de Celis, Francisco de la Viesca y José Nal, además de los de dos nuevos y prolíficos socios  Manuel Simo, corresponsal de Jerez que acudió a algunas de las sesiones quincenales de la asociación, y Francisco de Selgas, corresponsal de Madrid, que se incorporó como colaborador a partir del número 4 dentro de una denominada “Sección de Provincias”.  Otras veces se incluyeron artículos aparecidos en otras revistas, como la madrileña  El Propagador de la Fotografía, las francesas Revue Photographique, Le Moniteur de la Photographie y Boletín de la Sociedad Francesa de la Fotografía  y la belga Boletín Belga de la Fotografía.

Muralla de Cádiz por la actual Alameda hacia 1862

El interés de El Eco de la Fotografía  radica no sólo en la interesante aportación de la Sociedad gaditana a la divulgación de este nuevo arte. Como su Boletín Oficial  nos ofrecía, aunque con mucho retraso, información de la propia vida asociativa. Periódicamente aparecía un extracto de las reuniones realizadas de las que deducimos la existencia de juntas quincenales, que se celebraban los días primero y quince de cada mes. En estas sesiones, además de dar conocimiento de la admisión de nuevos socios, se conocían las pruebas fotográficas realizadas por sus miembros. Los estatutos obligaban a los socios a presentar una prueba mensual, que debió ser una tarea dificultosa sin nos atenemos a los continuos llamamientos realizados por el presidente. En la sesión del 15 de junio de 1863 se presentaron por primera vez las pruebas exigidas, ofreciendo siete afiliados sus trabajos. En la misma sesión el presidente expuso la conveniencia de omitir la calificación de las pruebas para evitar disgustos a aquellos que no se viesen recompensados suficientemente, declarando por ese motivo en suspenso el artículo 35º de la normativa interna.
La Plaza de San Juan de Dios hacia 1860 con el Mercado todavía sin derribar.
Favorecieron también la participación de sus socios en las grandes exposiciones internacionales aprobando imprimir una circular acerca de la que se iba a celebrar en París. Se adhirió igualmente al propósito de la revista madrileña El Propagador de la Fotografía para celebrar una exposición de fotografía española en Madrid, iniciando una suscripción que abrió con una aportación propia que no encontró amplios apoyos.  Aprovechando los viajes de dos de sus miembros a Paris y Madrid, concretamente de José Nal y Francisco de la Viesca, realizaron sendas memorias dónde manifestaban que, ni en la  entonces capital de la cultura y del arte europeo, ni en los gabinetes madrileños, observaban grandes novedades con respecto a lo que se hacía en Cádiz.

De la lectura de El Eco de la Fotografía podemos deducir también el espacio que la sociedad española dedicó a este nuevo arte. En su primer número los redactores anunciaban los beneficios que la fotografía iba a proporcionar tanto a las ciencias como a las artes. Comparándolas con las edades del hombre, consideraban que la fotografía se encontraba en la infancia, en donde se busca más la distracción y el entretenimiento, y que se empezaba a notar la adolescencia en cuanto se comenzaba a aplicar su utilidad. Después de alabar a la Física y a la Química como las dos ciencias que se convierten en el fundamento del nacimiento de la fotografía, expresaban que los gobiernos de las naciones verdaderamente civilizadas habían estimulado su estudio, ofreciendo premios y privilegios a los que realizasen avances en la nueva técnica, además de incorporar su enseñanza en los planes de estudio.
El conflicto entre la fotografía y la pintura, que provocó en Francia el nacimiento del Impresionismo, tuvo también sus repercusiones en España. En Cádiz parece ser que la Academia de Bellas Artes ejerció una actividad protectora, admitiendo en sus exposiciones las pruebas de los aficionados a la fotografía. No debió ser igual el trato que se dio en Madrid, pues El Propagador de la Fotografía se quejaba de que no se dedicase ni siquiera un reducido espacio en el edificio destinado a la Exposición de Bellas Artes. El Eco,   al analizar dicha situación, expresaba que, efectivamente, en España se seguía manteniendo la idea de que para captar una buena imagen sólo se requería poseer un objetivo y conocer unas cuantas fórmulas sobre las manipulaciones concernientes al cristal y a la tirada de los positivos, pero achacaba gran parte de culpa a los propios aficionados, que no habían sabido, o más bien no habían querido formar, sociedades para elevar su voz al Gobierno ante semejantes injusticias.
El Campo del Sur y al fondo la catedral 1858 A. Gaudin
Justificaban el asociacionismo, además, como una forma de romper el aislamiento del fotógrafo en su gabinete mediante la ampliación de conocimientos, gracias a que en las juntas se habla con libertad de lo que se ha leído y se ha practicado. También la asociación suponía un estímulo al confrontar sus obras con las de sus compañeros. El seguimiento de su existencia nos lleva hasta 1866, año en que declaraba tener socios corresponsales en Sevilla, Córdoba, Madrid, París y Santiago de Cuba.

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PRESENTACIÓN

Mi Fournier más antiguo es del año 1953. Concretamente uno de Cinzano. En total tengo 12 de esa década. De 1955 uno de Hispano Olivetti. De 1956 dispongo uno religioso de Nuestra Señora de las Lágrimas. De 1957 tengo además de la misma Virgen otro de Santo Domingo Savio. El mismo santo lo repito en 1958 junto al primero de los que editó CAJA POSTAL.
De 1959 tengo 5: CAJA POSTAL, ANTICARIOL, BRANDY FELIPE II, BRANDY GALEÓN y MARIA AUXILIADORA.

FOURNIERS DE LOS CINCUENTA

FOURNIERS DE LOS CINCUENTA
Cinzano 1953